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jueves, 22 de julio de 2010

Aerosmith en Chile: Come here, Baby!


Ni los 8° grados pronosticados para la noche del 25 de mayo, fueron impedimento para que más de 20.000 personas se agolparan en la elipse del Parque O’higgins, y yo por pura suerte de haberme ganado una entrada, fui una de aquellas.


Llegué al recinto cerca de las siete de la tarde y para mi sorpresa, ninguna de las ubicaciones se encontraba llena de gente. Sin embargo, a esa hora ya era posible darse cuenta del arrastre que posee Aerosmith, ya que entre los asistentes habían desde niños de 10 años, hasta hombres y mujeres que rodeaban los sesenta años.


De copuchenta conversé con un padre y su hijo, donde el niño era el más emocionado, no sólo porque la banda norteamericana es una de sus favoritas, si no porque éste era su primer recital de rock.


Me gustó sentir la misma emoción que ese niño, recordando lo que significó para mí la primera “tokata” a la que asistí, y también por cada uno de los grandes recitales en los cuales he estado presente. Pero más aún, me gustó ser testigo de la alegría de un hombre de 59 años -según él, cantante de una banda de rock-, que se contentaba con la invitación de su hija mayor al recital, ya que él había presenciado los shows de clásicos del rock como Rolling Stones, Led Zeppelin’ y Journey, y no podía quedarse fuera de este magno evento.


Cerca de las ocho de la noche, y ya acompañada por mi novio, aparecieron los chicos de Dion, el grupo telonero elegido para calentar los motores antes del show de Aerosmith, lo que sólo provocó más expectación y nervios en los asistentes. Mientras los chilenos tocaban, eché una mirada al lugar, y noté que las galerías ya se encontraban llenas, y en la cancha era difícil encontrar un espacio donde tener una vista privilegiada.


Mi celular marcaba las 21:15 cuando se apagaron las luces, y un grito general se tomó la elipse del Parque O’higgins. En el escenario descendió un telón con el logo de Aerosmith y ya la emoción se tomaba cada uno de los ojos que lo observaban fijamente. Tuvieron que pasar cerca de cinco minutos para que por fin se revelara el escenario y un montón de luces iluminaran las caras de los miles de fans que esperaban por la banda.


Love in an elevator fue la encargada de abrir el show. Los característicos gritos “Wuoo… wuoo yeaaaah!” salían desde las de 20.000 bocas, mientras Steven Tyler se paseaba por el escenario vistiendo una especie de abrigo/capa de color morado, lentes de sol, un gorro y su característico micrófono cubierto de pañuelos de colores.


Ahí estaban. Eran Steven Tyler, Joe Perry, Brad Whitford, Tom Hamilton y Joey Kramer, tocando para el público chileno, ése que poco o nada se parecía al que dejaron el año 1994 en la pista Atlética del Estadio Nacional. Ése, que entre sus asistentes estuvieron mis papás, y que hoy, en el 2010 fui yo la encargada de representar a mi familia.


Lo que se vino después fue un show lleno de puros éxitos que durante cuarenta años han deleitado. Gritos, saltos y cantos a todo pulmón, acompañaron a Falling in love (is hard on the knees), Pink y Dream On, seguidas de Livin’ on the edge, Jaded y una emocionante versión de Cryin’, donde un joven en silla de ruedas trataba de no llorar en el escenario mientras cantaba junto al mismísimo Tyler, desatando los aplausos en el público.


El momento romántico llegó con I don’t want to miss a thing, banda sonora de la película Armageddon. Bajo una luz violeta, cámaras digitales y celulares se levantaban para grabar el momento, mientras que los enamorados nos abrazábamos y nos dedicábamos la canción al oído.


Rag Doll fue la elegida para romper con al ambiente sentimental. Sin embargo, éste fue continuado con la balada What It Takes, donde las mujeres como si fueran unas quinceañeras, gritaban y cantaban con emoción, seguramente, recordando uno que otro amor de juventud.


Sweet Emotion, y una energía como la de sus primeros años, demostraron que Aerosmith continúa vigente y que a pesar de la “panza” de Tyler, aún pueden rockear como antes. Luego fue el turno del entretenido solo de Joe Perry con su personaje de Guitar Hero, para luego vocalizar Stop Messin’ Around, un cover de Fleetwood Mac.


“The old shit”, como dijo el propio Steven, llegó con Last Child, Baby, Please don’t go, que volvió loco al público, y Draw the line, dando por finalizada la primera parte del concierto.


La vuelta de la banda al escenario fue introducida por la batería de Kramer y la energética Walk this way hizo saltar a los más de veinte mil fans que olvidaban el frío del 25 de mayo. Ese tema del 77’que junto a Run DMC los hicieron merecedores de un Soul Train Music Award, por el mejor tema Rap de 1987, ahora era coreado por los chilenos, mientras Steven Tyler bailaba y disfrutaba con el pecho al descubierto.


En las pantallas comenzaron a aparecer imágenes de líneas férreas y trenes a gran velocidad, y Perry comenzaba a preparar con su guitarra Train kept a-rollin’, el último tema que aparecía en el setlist armado para nuestro país…. Cosa que no pudo terminar así.


Aerosmith se despedía ya de su show en Chile, pero el público no estaba dispuesto a abandonar el lugar sin escuchar el éxito Crazy. Steven Tyler, parado en medio del escenario, pidió un momento y preparó el tema poniéndose una pañoleta en la cabeza, hasta que por fin pronunció las palabras claves que cerrarían de la mejor forma un show perfecto: Come here, baby…


Con una elipse del Parque O’higgins rendida a los pies de Steven Tyler y compañía, el show que tardó 16 años para volver a Chile llegaba su fin. Sin importar los precios, el lugar, la temperatura e incluso los temas que muchos esperaban y no llegaron, el público se retiraba sin queja alguna.


Sin ser fanática, puedo decir que el recital de Aerosmith es uno de los de mayor calidad que recuerdo. A pesar de los años, Tyler demuestra que, a pesar de una u otra pifia, su característica voz sigue vigente, mientras que el resto de la banda nos hizo recordar durante dos horas el por qué son una de las mejores bandas de hard rock de todo el planeta.

1 comentarios:

domy dijo...

7 meses despues... reviví todo el shoss con tu
reviú XD

the old shit... yo kería más old shit.. pero bueeee... fueron maravillosas 2 horas.. llenas de magia y de agradecimiento de mi parte hacia ellos... mis viejos son legendarios.. y esa noche dejaron claro que son leyendas!

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